miércoles, 24 de agosto de 2016

De la búsqueda del éxito fácil está empedrado el camino al infierno de la mediocridad artística: Marea Roja de Alejandro Román Bahena (libreto) y Diana Syrse (música)

Marea Roja, ópera en un acto de Alejandro Román Bahena (libreto) y Diana Syrse (música). Estreno: 20 y 21 de agosto de 2016 en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes, Ciudad de México.


La presentación de una ópera mexicana, y más cuando se trata de un estreno absoluto, debería ser motivo de salutación. En esta ocasión se presentó “un algo” que se vendió al público como ópera, producto de Alejandro Román Bahena, que se proclama libretista, y con música de Diana Syrse, la cual presentó algo como música que no pasaría ni como elementales ejercicios de armonía de la clase de primer año de composición de un conservatorio de provincia en una república bananera.
     
¿La trama? Bueno, quien vea la obra nunca la descubrirá. Pero como tantas veces sucede en el “arte” contemporáneo, sea plástica, música o aun cine, existe la posibilidad de explicar en un impreso lo que se pretendía hacer, pero que el autor no logró realizar. En el programa Alejandro Román Bahena, el autor del libreto, dice textualmente: 
Marea Roja narra tres casos reales sobre las desapariciones y los feminicidios en México. La historia está centrada en tres distintas geografías: Veracruz, Michoacán y Guerrero. […]. 
No es necesario seguir citando esta “explicación” de lo que la obra en sí no logra explicar para saber que lo que el libretista Román Bahena y la compositora Syrse intentaron fue hacer una denuncia social y, parapetándose tras esa prostituta que sirve para todo llamada “libertad creativa”, presentaron un panfleto. Al respecto vale la pena citar un fragmento de un ensayo de Jorge Cuesta [Obras, 2 tomos. México: El Equilibrista 1994: 9-10] cuando analiza una composición de Carlos Chávez:

[…] la doctrina de Chávez se funda en que la música y el arte deben estar, y necesariamente están, al servicio de una tesis. Si se acepta esta base, sólo hay un método para criticar la música así concebida: juzgar, primero el valor de la tesis y, después el valor del servicio que la música presta a la tesis. Pero la consecuencia es obvia, si la tesis es valiosa por sí misma, es improbable que necesite el auxilio de la música para valer; y si la tesis no vale por ella misma, es improbable que la música la haga valer con un valor que la música se empeña en encontrar en la tesis […] Cuando concibe el arte como propaganda, su verdadera idea es hacer la propaganda de un arte que sólo artificial y violentamente puede propagarse. En fin, su doctrina es una disimulada trampa; ya que, manifestando llevarnos, mediante su música, a su tesis, en realidad pretende llevarnos, por su tesis, a una música que espontáneamente no se se distingue sino por su irresponsabilidad musical.

¿Qué significa esto para el caso particular de lo presentado por Román Bahena y Syrse? Existen determinados temas que funcionan como epistemes de un discurso aceptado como “políticamente correcto”, y los cuales, si se tratan imponen su aceptación independientemente de la forma en que se traten. Es decir: puedo hacer el bodrio que sea, pero nadie se atreverá a criticarlo por que se confunde el bodrio con el respetado episteme del discurso, imponiéndose a la aceptación y opinión del incauto temeroso de contradecir los parámetros de lo políticamente correcto. Es decir, para llamar al pan pan y al vino vino: los autores se fueron por la vía fácil para tratar de tener éxito subiéndose al tren del lugar común de lo políticamente correcto. El resultado es una obra que, si nos queremos poner muy condescendientes y generosos, se clasificaría en un chato ejemplo de neo-realismo-socialista tanto desde el punto de vista de ese rotundo fracaso que es el texto de Román Bahena, completo ignorante de lo que es la dramaturgia de un libreto de ópera, como también de esa melcocha cursi que es la música de Diana Syrse, que no sale del lugar común y previsible, música que está en la línea de los abortos del realismo-socialista musical de Mikos Theodorakis y Ariel Ramírez, y sólo sonó interesante armónicamente cuando las mediocrísimas cantantes del grupo “Túumben Pax” se equivocaban: no les alcanzaba la voz para llenar el teatro y les pusieron micrófono
     
¿Cómo está estructurado dramatúrgicamente eso que Román Bahena vende como libreto? La verdad: pues no existe dramaturgia. Lo que se presenta como libreto de una ópera es una serie de textos supuestamente poéticos, pero que en realidad son de la más chabacana cursilada siguiendo los modelos de eso apodado poesía de compromiso social con todos sus correspondientes recursos y lugares comunes. Ello significa que todo el libreto se estructura en la denuncia de los sufrimientos de seres desvalidos provocados por las fuerzas reaccionarias de un Estado supuestamente represor. Para ello, siguiendo la cómoda tradición de los bodrios llamados “poesía socialmente comprometida” se utilizan versos libres y muchas anáforas sin siquiera utilizar, por obvio desconocimiento, elementos como la parameosis, el homeoteleuton y el homeoptoton. ¿Sabrá Román Bahena que para resolver el problema del ritmo musical y apoyar al compositor en la puesta en metro músico de un texto con fines de crear una ópera las soluciones más eficaces encontradas por los libretistas, después de 400 años de historia de la ópera, son esos y otros elementos retóricos? Bueno, llamemos a eso “versos” cuando no hay por parte de su autor, Román Bahena, ninguna consideración de algún acento y sólo ridículas metáforas como “La bala enamorada de su cuerpo”, que haría ruborizarse de vergüenza a un adolescente en un taller pueblerino de escritura de poemitas. 
     
La estructura dramatúrgica (por amabilidad califiquemos de dramaturgia ese fracaso intelectual) se reduce a una construcción elemental: un segmento introductorio (que no introduce dramatúrgicamente nada) seguido de tres segmentos dedicados a denunciar con metáforas por demás obvias la muerte violenta de tres mujeres y un segmento final. Como se observa la estructura no puede ser más simple. Pero no sólo esta estructura general es elemental. Cada uno de los tres segmentos centrales, los dedicados a denunciar la muerte violenta de una mujer, se estructura de modo similarmente pobre: una narración de los acontecimientos (en los primeros dos segmentos declamada, en el tercero cantada) interrumpida por fragmentos supuestamente poéticos, pero que en realidad son de una chabacanería y acumulación de cursiladas exasperante con la intención de oprimir las buenas conciencias políticamente activas y participativas del discurso políticamente correcto. De tal suerte, ese supuesto libreto no ofrece ninguna situación dramática. Y, por favor, que el “dramaturgo” Alejandro Román Bahena no nos venga con que su ignorancia es en realidad una incomprendida nueva dramaturgia operística. Ya algo similar –la disolución de estructuras narrativas en la construcción de una ópera- había sido propuesto y realizado por Luigi Nono o Mauricio Kagel para sus respectivas óperas hace más de medio siglo. Pero la distancia entre los libretos de Nono y Kagel al presentado por Román Bahena resulta infinita (y, ya no se hable de la distancia entre la música de Nono y Syrse, que resulta ser una distancia galáctica): no es lo mismo la radicalidad libretística de la proposición de Juri Petrowitsch Ljubimow para la ópera Al gran sole carico d´amore después de los libretos de Hugo von Hofmansthal, Ingeborg Bachman, W. H. Auden y Chester Kallman que la incapacidad y refrito libretístico propuesto por Román Bahena en Marea Roja después de la radicalidad del libreto de Einstein on the beach de Robert Wilson. La realidad: la cursilada presentada por Román Bahena es una muestra de una total ignorancia de las más elementales reglas y tradición dramatúrgica operística. 
     
Entiéndalo, señor Román Bahena (y todos los dramaturgos y cineastas que sin saber de ópera se meten a escribir ópera): una ópera no es simplemente teatro cantado, sino para que un texto funcione como libreto de ópera tiene que responder a determinados epistemes que se han cristalizado a lo largo de una historia de la ópera de cuatrocientos años desde las disputas de los téoricos venecianos hasta los estudios libretísticos correspondientes de Gier. 
    
Queda claro que Román Bahena ignora todo eso y se avienta a escribir algo que trata de vender como libreto de ópera sin tener los más elementales conocimientos del tema.
     
Pero lo trágico es que el catastrófico resultado del engaño y simulación realizado por Román Bahena no puede ser subsanado por la música de Diana Syrse. ¿Es Diana Syrse una compositora de ópera? No conozco sus obras escénicas anteriores y nadie sabe cómo evolucionará, pero lo que sí se puede decir con certeza a partir de la audición de Marea Roja es que, indudablemente, Diana Syrse está desperdiciando su talento para escribir musicales o danzones.
     
Pero no obstante hay que hacer una aclaración. Si bien una gran cantidad de los recursos utilizados por Syrse no rebasan el nivel del musical, no es posible, por la música de Marea roja saber si Diana Syrse puede escribir música para teatro. El texto de Román Bahena no tiene nada que lejanamente sea próximo a un texto escénico: podría venderse como un ciclo de canciones con base en poemitas kitsch. Consecuentmente no se puede saber por la música de esta “ópera” si Syrse es capaz de resolver el muy complicado tema de escribir música escénicamente eficaz. Lo que si es seguro es que Syrse, con esta ópera, no estará en el grupo de compositores que en sus correspondientes empeños por escribir ópera entregaron música de un altísimo nivel, aunque no funcionara escénicamente (piénsese en Schumann o en México Lavista): su música es plana, elemental, dulzona, cursi y mal hecha. No obstante, ninguna de estas características de la música de Syrse se opone a la eficacia escénica de la música. Pero, además de presentar una música plana, elemental, dulzona, cursi y mal hecha, la música de Syrse desconoce el episteme central de toda música escénicamente efectiva. Obviamente me refiero al episteme de la conjunción de afectos opuestos. Se podrá argumentar que la ignorancia de lo que es una ópera por parte de Román Bahena es tan grande que no desarrolló tal episteme en su texto para apoyar a su compositora, pero la historia de la ópera y en especial la del siglo XX nos demuestra que es posible sostener una dramaturgia sólo por la música. 


Personalmente me parece un recurso fácil por parte del libretista no asumir su responsabilidad y dejar al compositor resolver lo que ya se debió realizar desde el libreto. Como sea, Syrse tampoco considera el episteme de la conjunción de afectos opuestos. Es decir, para fines prácticos: lo presentado como música por Syrse no sirve para nada. Su música es malísima por no superar la cadena de lugares comunes y ser su invención de una pobreza que provoca pena, vértigo y somnolencia. Además, tiene un completo desconocimiento de la función de la música en relación con los acentos musicales y su relación con los acentos prosódicos de la lengua castellana, sean acentos léxicos y acentos oracionales. El caso de los acentos oracionales lo dejaré de lado porque es una consecuencia de interpretación y lectura del texto, y, consecuentemente, resulta ambigua. Pero el caso de los acentos léxicos es clara e irrefutable. 

El caso es un problema por demás difícil y todos sabemos las dificultades que una gran cantidad de compositores operísticos del siglo XX han tenido para resolverlo al escribir óperas con libreto en español. Pero, a pesar de la dificultad y la condescendencia, realmente hay cosas inaceptables. Lo entregado por Syrse al respecto es un insulto a la inteligencia. ¿No estudió Syrse música y debería conocer el modo cómo los compositores del barroco hispano resolvieron ese problema en sus óperas y, ante todo, ejemplo paradigmático de la historia musical hispana, al poner en metro músico textos de villancicos en el siglo XVII y XVIII? ¿Acaso se atreve Syrse a componer música con textos en castellano y no conoce las extraordinarias resoluciones encontradas por Juan Manuel de la Puente, como ejemplo paradigmático de la resolución del problema del conflicto de los acentos musicales y los acentos prosódicos (sean acentos oracionales o acentos léxicos) de la lengua castellana? Por supuesto que las resoluciones dadas por Juan Manuel de la Puente responden a características de un texto en verso octasílabo o endecasílabo con los correspondientes acentos fijos de la métrica castellana y que, obviamente, están muy distantes de la pobreza del texto de Román Bahena. Pero si acaso Syrse no tiene una cultura general elemental para conocer la obra de Juan Manuel de la Puente, ¿no debería haber considerado las resoluciones (con todo y sus tropezones) alcanzadas por Daniel Catán en sus óperas para resolver este problema fundamental? Y menciono a Catán porque es uno de los compositores de óperas en castellano que más brillantemente resolvió tal problema. ¿Es posible que Diana Syrse desconozca completamente que para resolver el problema de la unión de los acentos musicales y los acentos prosódicos (sean oracionales o léxicos) de un idioma, si no se tiene una gran intuición musical Y lingüística (que Syrse, por lo menos en esta ópera no demostró), se tiene que estudiar los acentos de la métrica griega? Quien escuche Marea roja se da cuenta que Syrse no tiene tal intuición ni tales conocimientos. De otro modo no realizaría en su ópera musicalmente pasajes con acentos troqueos repetidos hasta la adoctrinación ideológica y que se oponen a los acentos léxicos sucediéndose en muchísimos casos a lo largo de Marea roja casos de acentuación oxítona cuando el acento léxico es paroxítono o proparoxítono quedando sus resoluciones a nivel de canción ranchera barata. Y subrayo lo de barata porque muchos grupos de ranchero, por intuición rítmica, resuelven mejor el problema de los acentos musicales en relación con los acentos léxicos que lo logrado por Syrse (y otras compositoras mexicanas de óperas).

El programa de mano nos advierte en una larguísima lista de premios de ambos autores que estamos ante personas que los despistados tomarán en serio sin darse cuenta que están ante dos expertos en el sistema de intrigas palaciegas para alcanzar premios. De otro modo no se explica que estos embaucadores lleguen a donde han llegado si se atreven a presentar algo como esta tomada de pelo como “ópera en un acto”.

Por supuesto que pueden hacer lo que quieren, parapetados tras la prostituta llamada “libertad creativa”, pero lo que resulta inadmisible es hacerle perder al público tiempo y recursos, y, además, gastar nuestros impuestos para montar una cosa de este tipo cuando hay tantas óperas mexicanas interesantes por estrenarse. La “ópera” de Román Bahena / Syrse no tiene el nivel para pasar un curso elemental sobre dramaturgia en la ópera o el examen de final de curso del primer año de armonía y composición. Que Ricardo Calderón, como director del Centro Nacional de las Artes permita que se gaste el dinero en algo tan páupero resulta un dispendio de recursos inaceptable cuando hay muchas óperas de compositores mexicanos importantes, muertos y vivos, que no se han estrenado. Mi pregunta: ¿no existe un comité que decida en qué se gasta el dinero del CENART o se trata de una cuestión de decisión “a discreción” (eufemismo para designar compadrazgos, nepotismos, y pagos de servicio en especie)? Lo que sea: resulta inaceptable el dispendio realizado en una obra como la presentada por Román Bahena y Syrse que a todas luces ya puede ser contada entre las peores óperas de la historia operística mexicana.

7 comentarios:

  1. La Sra. Syrse respondió a este comentario en mi página de Facebook el día 14.09.2016 con el siguiente texto:
    "Gracias por compartirlo directamente. A quien escribió la crítica: si no le gustó la obra no tiene porque hablar mal de mi trabajo como compositora y mucho menos de mi experiencia con ópera y teatro pues se nota que no lo conoce. Si he tenido muchos premios es por algo, ahora recibiré uno de los premios más importantes de ópera en Europa, será porque ellos ven algo que este señor no vio en su crítica que fue simple, mediocre y destructora en lugar de hacer una crítica constructiva y con fundamentos (si al menos se hubiese informado acerca de mis otros trabajos con escena por ejemplo y hubiera visto que mi lenguaje es muy ecléctico). Lo peor es escribirlo de esta forma tan agresiva y pesimista sin considerar el trabajo y lo que repercute esto en la carrera de otros artistas. Lo que más me preocupa es gente que no vio la ópera y está siendo influenciada por esto, hay que dejar que la gente la vea y tenga su propia opinión pues la mayoría de las críticas han sido positivas. Si realmente quería hacer un cambio y era tanta su inconformidad, nos hubiera escrito directamente o hubiera escrito al teatro pero es de muy mal gusto hacer público una crítica tan destructora como la que aquí se presenta. Quien se atreve a hacer cosas diferentes siempre a ser criticado, le ha pasado a casi todos los grandes compositores así que espero, que quienes lean esta crítica tengan un amplio criterio."

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  2. Al comentario anterior le he contestado con el siguiente texto, también publicado en mi página de Facebook (día 15.09.2016, La respuesta está en varias partes)
    Sra. Diana Syrse: el autor de la reseña soy yo: Dr. Habil. Pérez-Amador Adam. Y le contesto: me alegro que le den premios en Alemania, un país en que he vivido casi toda mi vida y del cual conozco sus cualidades y problemas. Por ejemplo: su delirante política de género. Ud. si lo ha de saber, aunque en México no se lo puedan imaginar, que en Alemania las cuotas de género son un absoluto delirio. Por ejemplo, en todos los puestos públicos por ley se debe preferir a las mujeres y descapacitados, aunque sus colegas masculinos estén mejor preparados. Es tan delirante que en las convocatorias se especifica al calce tal imperativo con la leyenda "Frauen und Behinderte werden bevorzugt", es decir "Mujeres y descapacitados tienen preferencia". Ahí le dejo el enlace a la publicación del hebdomadario "Die Zeit" (http://jobs.zeit.de/ ) en que se publican las convocatorias. La página publica algunas convocatorias con texto completo y en otros casos remite a las páginas de las universidades que lanzan la convocatoria. Ahí encontrará esa leyenda Ud. y todas las personas que no puedan dar crédito a mis palabras al respecto del delirio al que ha llegado la política de género en Alemania. La situación de tal delirante política de género en Alemania se da no sólo en convocatorias a puestos de la burocracia pública y puestos en Universidades públicas de Alemania, sino, por ley, en todos los ámbitos. También en los premios alemanes. Recuerde la ola de protestas (infructuosas, obviamente) que se desencadenaron a mediados de la década pasada en relación con el Premio “Siemens” de composición. Así que le auguro que, de seguir en Alemania, seguirá ganando premios, aunque existan colegas hombres mejor preparados. Recuerde: no es casual que tengan en Alemania como canciller a la Sra. Merkel, que confunde su puesto con la dirección de una institución de beneficencia y está destruyendo al país y a Europa.

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  3. 2. Ud. pide que me informe de sus otros trabajos y vea que su obra es muy "ecléctica". Tal petición la hace para que, a partir de otras obras se justifique lo que hizo en “Marea Roja”. Por mis trabajos e investigaciones al respecto de la ópera en español y en particular de la ópera mexicana puede tener la certeza que cuando tenga la oportunidad de ver otras de sus "óperas" tendré, lo que califico a partir de la audición de "Marea roja", que tragarme el sapo y verlas. Y tenga, Sra. Syrse, la certeza que también escribiré sobre sus otras óperas. Pero le tengo que decir una cosa en contra de su argumento de que debí escuchar otras obras suyas para entender “Marea Roja”: cada obra se debe defender por sí sola y no por otras obras o explicaciones. Es decir que podría ser que sus otras óperas sean buenas, pero eso no influye en esta obra en cuestión: cada obra se tiene que defender sola. Y si pretende que eso que llama "eclecticismo" es una justificación de su obra entonces le recomiendo ver otras óperas en que se utiliza ese recurso. Y ahí pienso en el caso de Schnittke en "Die Historia von D. Johann Faustus" o, para quedarnos en el ámbito mexicano en la ópera de Rubén Ortíz y Gabriela Ortiz en que, entre otras cosas, se realiza una muy erudita citación de la ópera veneciana, en especial las de Busenello / Cavalli, al retomar los lamenti de aquellas óperas en el monólogo final de su ópera "Únicamente la verdad". Con ello quiero decir que el uso ecléctico se debe justificar y se debe utilizar no como un recurso efectista. Estudie el caso de esa espléndida ópera, "Unicamente la verdad" de Ortiz / Ortiz, o estudie y analice las causas por las cuales Schnittke hace esas mezclas en esa ópera notable citada.

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  4. 3. ¿Le parece "agresivo y pesimista" mi texto? Pues lo primero no lo es: le estoy marcando algunos pocos puntos (recalco: pocos) por los cuales lo que Ud y Román Bahena condescendientemente llaman "ópera" fracasó y que es consecuencia de que, como apuntan los resultados de “Marea roja”, ni Román Bahena demuestra haber estudiado la historia y problemática singular de un libreto de ópera, ni usted demuestra que haya escuchado siquiera 100 óperas con libreto original en español para saber cuales son los problemas específicos y las resoluciones encontradas al momento de utilizar un texto en esta lengua para ponerlo en metro músico. Al respecto de su apreciación de un tono pesimista en mi texto debo darle toda la razón: me provoca tristeza que un talento para el musical o el danzón como el suyo se esté desperdiciando en cosas que, por lo menos con esta obra, le quedan grandes (para decirlo muy amablemente).

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  5. 4. Al respecto de su petición de que le hubiera escrito al teatro o a usted, le explico que la función de un crítico no es la de maestrito de escuela para revisar la tarea y evitar que la alumnita repruebe, sino la de analizar resultados. Por otra parte, si pensó que una reseña tiene que ser como los textos pueriles que se publicaron en "La Jornada", que ante todo demuestran que el autor no tiene ni idea de la materia, le tengo que decir que se equivoca. Ciertamente muchos de los textos publicados en México que, supuestamente, se ocupan de nuevas óperas son redactados por personas que no tienen ni idea de literatura o la historia de la ópera en español o la ópera contemporánea internacional. Esos textitos se reducen a alabar a alguna cantante amiga o describir el manejo de luces y la escenografía, pero no analizan la obra. Y esto sucede como consecuencia de una falta de instrumental crítico apropiado. Y si le parece inadecuado el tono es porque ha de estar acostumbrada a ese tipo de reseñas condescendientes. Usted y el Sr. Román Bahena están en libertad de hacer lo que quieran, pero si presentan una obra con dinero público entonces tienen que soportar la crítica de los que pagamos con nuestros impuestos tal producción.

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  6. 5. Me parece conmovedora la seguridad que tiene de contarse entre los "grandes compositores" incomprendidos por la crítica. Su seguridad es, digamos, sorprendente. Le recomiendo no perder tal seguridad porque el día que desarrolle un mínimo de auto-crítica al respecto de su obra le dará una terrible depresión. Y si tanto le preocupa que la gente se haga una falsa idea de su obra como consecuencia de lo que escribí le propongo una solución muy fácil a la cuestión: abra una carpeta de Dropbox, coloque ahí en formato PDF su obra junto con la grabación en MP3, y coloque aquí, en el siguiente comentario, el enlace para que todos puedan bajarla, leerla y escucharla. Yo me comprometo ponerla en el blog en que he publicado el texto. Y le prometo que entonces me tomaré el tiempo y la revisaré muy minuciosamente para hacer una crítica muy puntillosa. Resulta que no sólo tengo varios doctorados en literatura junto con el título de Dr. Habil. por la Humboldt Universität de Berlin, sino que además estudié muchos años música en Conservatorios y Escuelas Superiores de Música. De tal suerte tendrá en mi persona a alguien que no sólo lleva estudiando la ópera contemporánea desde muchos años antes de que ud. naciera, sino un individuo con los conocimientos musicales y las especialidades en literatura para analizar esa obra desde el punto de vista musical y literario. Le aseguro que la revisaré con mucho detenimiento y redactaré un largo texto que publicaré aquí y en el blog con referencias exactas para que todos los interesados puedan ver si me equivoco o acierto en mis apreciaciones o si, como ud. humildemente asegura, es la obra de una compositora genial e incomprendida por la crítica. La obra que ud. y Román Bahena presentaron deberá hablar y defenderse por sí sola sin justificaciones a posteriori. Como debe ser con toda obra de esta naturaleza. Espero aquí el enlace para que todos podamos descargar su obra en partitura y mp3. De tal modo, con la lectura y audición de su partitura, las demás personas podrán opinar independientemente de lo que yo he escrito y escriba. Esperamos que, apoyada en la certeza que tiene de ser un genio incomprendido acepte esta oferta y reto.

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  7. El anterior fue el final de mi respuesta a Diana Syrse. Quedo a la espera de que presente su partitura y grabación en MP3

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